Los tallos amargos

15 PELÍCULAS argentinas imperdibles sobre 15 geniales obras LITERARIAS

El vínculo entre literatura y el séptimo arte comenzó con el cine mismo, en la transición de los siglos XIX y XX: en 1897, los Hermanos Lumière hacían su versión acotada, en tiempo y forma, del Fausto de Goethe.

Georges Méliès fue quien, antes de que finalizara el siglo XIX, haría sus propias adaptaciones de obras de los Hermanos Grimm y del mismísimo Shakespeare, entre otros autores universales. Y en 1902, tras experimentar durante décadas con las posibilidades técnicas y dramáticas de las “imágenes en movimiento”, el francés logró dar forma a su obra más célebre, que sentaría las bases de la cinematografía moderna. Le Voyage dans la Lune, o Viaje a la Luna, está inspirada en dos novelas muy populares antes, entonces y después: De la Tierra a la Luna, de Julio Verne, y Los primeros hombres en la Luna, de H.G. Wells. 

Desde aquellos momentos liminares y con la progresiva industrialización del cine, productores y realizadores del mundo han recurrido a obras literarias en busca de inspiración.

Durante el siglo pasado y, sobre todo, en su segunda mitad, con la globalización de la masiva producción estadounidense, la simbiosis fue total: el cine abrevó en esas fuentes y al mismo tiempo las obras literarias alcanzaron reconocimiento mundial. Las industrias nacionales, tanto en Europa como en los países llamados periféricos de Asia y América Latina, también hicieron lo propio.

Para el caso, en la Argentina, donde la literatura local —también la internacional— fue impresa en celuloide a lo largo de más de un siglo, desde aquella primera película argumental, La Revolución de Mayo, dirigida por Mario Gallo y estrenada el 23 de mayo de 1909.

En este informe intentamos una aproximación a una literatura y una cinematografía florecientes hasta no hace mucho, teniendo en cuenta que —por ejemplo— solo entre 2020 y 2022 se finalizaron casi 500 producciones locales. En definitiva, presentamos una selección acotada de libros, en su mayoría novelas, que han sido llevados a la pantalla grande desde 1939 hasta 2019, y en conjunto reflejan cuanto de localismo y de universalismo hay en la cultura argentina.

Por supuesto, tocará en el futuro analizar las cinematografías nacionales de otros países de la región, vinculadas a sus respectivas letras…

Una aclaración: este no es un ranking sino un acercamiento a la simbiosis creativa entre la literatura argentina (o uruguaya, eventualmente) y el séptimo arte, en casi un siglo de historia. Empecemos, entonces, cronológicamente por fecha de estreno…

PRISIONEROS DE LA TIERRA de Mario Soffici / Horacio Quiroga (1939)

Producida por Pampa Film, Prisioneros de la tierra es todo un hito en la cinematografía argentina: fue una de las primeras cintas filmadas totalmente en exteriores y marcó el inicio del cine social. Inspirada en cuatro de cuentos de Horacio Quiroga, el guion fue escrito por Ulyses Petit de Murat y Darío Quiroga —único hijo varón del escritor— y la dirección corrió por cuenta del prolífico y efectivo Mario Soffici.

Se basa en la explotación laboral que sufrían los trabajadores de los yerbatales misioneros a principios del siglo XX, que vivían en condiciones miserables, y el triángulo amoroso entre un peón, la “china” y un capataz. La escena del castigo a latigazos que infringe el peón al capataz, de varios minutos de duración, es de una violencia extrema, inusual para el cine de la época. Escena, por cierto, que se creía perdida y fue recuperada en 2018 por la World Cinema Foundation –presidida por Martin Scorsese–, con soporte técnico del Museo del Cine de la Argentina y colaboración del laboratorio italiano L’Immagine Ritrovata.

Los relatos que inspiraron a los libretistas del filme estrenado el 17 de agosto de 1939 en el cine Real de Buenos Aires, son: “Una bofetada”, aparecido por primera en Fray Mocho N°196, del 28 de enero de 1916, y luego incluido en el libro El salvaje, editado en 1920; “Un peón”, que se dio a conocer en el N°9 de La Novela Semanal del 14 de enero de 1918, y en 1924 fue recopilado en el libro El desierto; “Los desterrados”, publicado originalmente como “Los proscriptos” en la revista Caras y Caretas N°1396, del 4 de julio de 1925, luego incluido en el volumen homónimo publicado al año siguiente, y “Los destiladores de naranjas”, incluido en ese mismo libro y publicado por primera vez en la revista Atlántida N°293, del 15 de noviembre de 1923.

LA GUERRA GAUCHA de Lucas Demare / Leopoldo Lugones (1942)

Hasta entonces ensayista y poeta que viraba del simbolismo al modernismo, Leopoldo Lugones se dio a conocer como narrador en 1905, con la publicación de La guerra gaucha. Conjunto de relatos situados entre 1815 y 1825, que narran las luchas de los gauchos guerrilleros comandados por Martín Miguel de Güemes contra los realistas, durante la Guerra de la Independencia.

El libro fue un inmediato éxito de ventas, que persistió a lo largo de los años, convirtiendo a Lugones en un escritor tan popular como prestigioso. Con la Segunda Guerra sacudiendo al mundo, Homero Manzi y Ulyses Petit de Murat —quien una década antes había acompañado a Borges en la dirección de la Revista Multicolor de los Sábados— fueron los encargados de convertir en drama bélico y épico los textos de Lugones.

Entre las casi 60 cintas estrenadas en 1942, fue una superproducción que contó con estrellas como Enrique Muiño, que venía de protagonizar éxitos como El cura guacho, Francisco Petrone y unos jóvenes Ángel Magaña y Amelia Bence. La dirección recayó en Lucas Demare, quien antes había dirigido la primera producción de Artistas Argentinos Asociados: El viejo Hucha, también escrita por Petit de Murat y Manzi.

La recepción no pudo ser mejor: fue aclamada por público y crítica y sigue siendo considerada una de las más taquilleras y mejores películas de la industria cinematográfica argentina.

LOS ISLEROS de Lucas Demare / Ernesto L. Castro (1951)

Publicada en 1944, Los isleros fue todo un suceso editorial que catapultó a Ernesto L. Castro como uno de los narradores más relevantes de la literatura argentina de mediados de siglo.

La novela tiene como protagonistas a pobladores del interior bonaerense, con el río como trasfondo; a ambos, Castro los conoció en profundidad durante su larga estadía en la localidad de San Pedro, a orillas del Paraná. Así, ese singular ambiente geográfico no solo es escenario material sobre el cual se desenvuelve el drama de los personajes, sino también un elemento clave que da impulso y condiciona su desarrollo.

Los isleros releva un conflicto de personalidades con tres protagonistas principales: los arquetípicos don Leandro y su esposa, La Carancha, y el alemán Koehler, envueltos en una historia de choque de temperamentos, amores y celos, ilusiones y desesperanzas.

Producida por los míticos Estudios San Miguel, fue llevada al cine por Lucas Demare, con guion del director y el propio novelista, y estreno el 20 de marzo de 1951 en el cine porteño Ópera. Las interpretaciones se destacan todavía hoy; sobre todo, la de una extraordinaria Tita Merello como La Carancha, considerada —por quien suscribe— la mejor actuación femenina de la historia del cine argentino.

LAS AGUAS BAJAN TURBIAS de Hugo del Carril / Alfredo Varela (1952)

A fines de la década de 1930, Alfredo Varela fue enviado por el Partido Comunista al entonces territorio nacional de Misiones para relevar la situación de los trabajadores yerbateros. Durante meses recorrió la región y sus ingenios, acompañado del dirigente sindical Marcos Kanner, lo que le permitió conocer de primera mano vida, obra y lucha de los mensúes.

Escribió numerosos artículos para publicaciones como Orientación, Ahora y Crítica, y con ese material como base escribió El río oscuro, su única novela, de gran repercusión local y traducida a 15 idiomas. El libro fue editado en 1943 por el sello Lautaro, y en 1952, cuando gozaba de pleno apogeo artístico, Hugo del Carril lo llevó al cine como director, productor y protagonista, terminando una película con mucho de la influyente Prisioneros de la tierra.

Narra la historia de dos hermanos que se emplean en los yerbatales del Alto Paraná, donde sufren las condiciones infrahumanas de trabajo y de vida y la codicia rampante de los patrones. Uno de ellos, además, se enfrenta a un capataz por el amor de Amelia, en medio de la rebelión que se gesta paulatinamente hacia la organización sindical de los mensúes de Corrientes y Misiones.

Coescrita con el autor de la novela que por entonces estaba preso y fue liberado gracias a la intermediación del cineasta y aclamado cantor ante el gobierno de Perón, Las aguas bajan turbias fue el clímax de la carrera artística de Del Carril. Había debutado como actor en 1937 con Los muchachos de antes no usaban gomina, y como realizador integral, ocupándose de los principales roles cinematográficos, con Historia del 900, de 1949.

La atracción popular que provocaba su figura y la temática y excelencia de Las aguas bajan turbias, convirtieron a este melodrama social y político en un verdadero fenómeno de público y crítica.

LOS TALLOS AMARGOS de Fernando Ayala / Alfredo Jasca (1956)

Los tallos amargos, aparecida en 1955, fue una de las grandes expresiones del policial negro argentino, enmarcada en lo que muchos especialistas prefieren definir como novela urbana. Fue un suceso entonces y significó para su autor, Alfredo Jasca, un importante reconocimiento que, sin embargo, no se tradujo en el tiempo: hoy es uno de los muchos injustamente olvidados.

Tal interés concitó que, a solo meses de su publicación, comenzó el proceso para ser llevada al cine por Fernando Ayala, con producción de su eterno socio Héctor Olivera para Artistas Argentinos Asociados.

Con elenco encabezado por el magnífico Carlos Cores, la película narra las peripecias de un periodista insatisfecho que se asocia a un astuto refugiado húngaro para llevar adelante una masiva estafa. Pero una misteriosa mujer del pasado del húngaro despierta todas las sospechas y el protagonista pronto planea lo que cree será el crimen perfecto, pero el destino le tiene reservado otro oscuro camino. La ambición, la culpa y las consecuencias de las malas decisiones, son los temas de esta cinta que echa una mirada sombría sobre la condición humana.

Ganadora del Cóndor de Plata como mejor película, mejor dirección y mejor guion adaptado, en 2000 fue seleccionada por la revista American Cinematographer como uno de los mejores trabajos de fotografía cinematográfica de la historia, a manos de Ricardo Younis, discípulo de Gregg Toland. Y en 2015, la Film Noir Foundation y la Universidad de California la restauraron al calificarla como una de las mejores del género, destacando su calidad narrativa y visual.

LA CASA DEL ÁNGEL de Leopoldo Torre Nilsson / Beatriz Guido (1957)

Leopoldo Torre Nilsson había dirigido en 1954 su primera película en solitario (las anteriores lo hizo junto a su padre): Días de odio, inspirada en el cuento “Emma Zunz”, que no gustó a Borges —ni a quien suscribe este informe.

La primera de sus obras de mayor consideración se estrenó recién el 11 de julio de 1957: La casa del ángel, que le valió el reconocimiento de crítica, prensa y público, tanto en la Argentina como en Europa. Producida por Argentina Sono Film, se basó en el libro homónimo de Beatriz Guido, publicado en 1954 por el sello Emecé al obtener el premio de novela de esa casa editora.

Tal vez bajo el influjo de la autora —que entonces era su esposa—, Torre Nilsson y su coguionista fueron inusualmente fieles a la obra literaria, llevando a la pantalla toda su densidad. Encerrada en una mansión porteña, Ana sufre el trance de niña a mujer, mientras la religión es un consuelo, pero bajo la amenaza del infierno, mientras la deslumbra el amor que también es un pecado agobiante.

Tanto la novela como la cinta tienen un carácter intimista de oscuras tramas familiares, donde la religión, la opresión y la rigidez moral y sexual conforman un particular y encapsulado universo que, más temprano que tarde, implosiona bajo la presión del “exterior”.

ROSAURA A LAS DIEZ de Mario Soffici / Marco Denevi (1958)

Publicada en 1955 por el sello Sudamericana, cuando todavía se hallaba en auge el género policial, Rosaura a las diez marcó el inicio de la exitosa carrera literaria de Marco Denevi. Estructurada de manera clásica, la novela se desarrolla principalmente en una pensión porteña donde cohabitan la administradora Doña Milagros, sus hijas y varios pensionistas.

La historia gira en torno a uno de ellos, Camilo, tímido pintor cuya vida da un giro cuando una misteriosa mujer llamada Rosaura entra en escena, generando intrigas entre los inquilinos y complicaciones cuando se comete un crimen. Es una historia polifónica en la que cada personaje aporta su perspectiva de los hechos, creando situaciones de ambigüedad en las que se cuestiona la objetividad de los relatos.

Producida por Argentina Sono Film, fue el experimentado y genial Mario Soffici quien se encargó de dar vida cinematográfica a los principales personajes, encarnados por Juan Verdaguer y Susana Campos.

La película, entre las mejores del cine argentino de todos los tiempos, está dividida en episodios en los que cada habitante de la pensión da su versión de los eventos que desembocaron en el asesinato. De esta manera se desenvuelve la historia cargada de subjetividad y distorsión de una realidad marcada por la psicología de los personajes que narran ese pequeño universo de conflictos emocionales y sociales.

LA MANO EN LA TRAMPA de Leopoldo Torre Nilsson / Beatriz Guido (1961)

Había dado a imprenta varias novelas, un par de volúmenes de cuentos y algunas obras de teatro cuando Beatriz Guido publicó el libro de relatos La mano en la trampa. Años antes, su esposo había llevado a la pantalla grande la primera de sus historias largas, La casa del ángel, y en 1961 volvió a hacerlo con la novela corta que abre ese volumen, de título homónimo.

En un receso del internado, la protagonista de esta historia llega a la casa materna para pasar sus vacaciones, donde viven su madre y una ayudante, quienes bordan por encargo para clientas a las que llaman “visitas”. La casa, además, encierra un misterio: la identidad de un individuo que mora en el desván: el “opa que tienen encerrado arriba”, se nos anoticia, y del que no se tienen otras pistas para develar su identidad.

La joven, entre niña y adolescente, va descubriendo los secretos y mentiras ocultos por su familia durante décadas, explorando así temas recurrentes en la autora: la decadencia de una clase social, la fascinación ante lo prohibido, el erotismo como paraíso e infierno…

La escritora y Leopoldo Torre Nilsson fueron los encargados de guionar esta nouvelle para la película estrenada en Buenos Aires el 8 de junio de 1961, casi simultáneamente a la aparición del libro. Para ello suprimieron las digresiones y el plano político —tan presente en el conjunto de la obra de Guido— para dar mayor concentración dramática y audacia formal a una cinta que muchos críticos califican como obra maestra de la cinematografía. 

Estelarizada por Elsa Daniel y Francisco Rabal, La mano en la trampa estuvo nominada a mejor película en el Festival de Cannes, donde obtuvo el premio de la crítica.

JUAN MOREIRA de Leonardo Favio / Eduardo Gutiérrez (1973)

“Leí muchos de los libros de Eduardo Gutiérrez sobre bandidos y forajidos argentinos –sobre todo Juan Moreira”, cuenta Borges sobre sus lecturas de niñez en la autobiografía que dictó en 1970 para The New Yorker. Pero no fue el único: durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX era un autor inmensamente popular, que cautivaba a las masas con sus aventuras entre gauchescas y policiales.

Publicó Juan Moreira en La Patria Argentina, entre el 28 de noviembre de 1879 y el 8 de enero de 1880, con un público ansioso que esperaba cada entrega en la puerta del diario, mientras la elite intelectual porteña lo defenestraba por su “mal gusto”.

Juan Moreira no es estrictamente un gaucho sino un orillero, un arquetipo del submundo que emergía entonces en los oscuros límites entre la ciudad y el campo, y que tanto impresionó a Borges, dedicándole cuentos y poemas. Moreira es como una “fiera perseguida arrastrada a la muerte por su propia tempestad”, según el propio autor; un cuchillero que se ve empujado a la marginalidad y al crimen por la propia dinámica social y política de su entorno y su tiempo.

Tema, por cierto, que también impresionó a Leonardo Favio en los primeros y convulsionados años de la década de 1970, cuando encaró con su hermano el guion para la película estrenada el 24 de mayo de 1973, protagonizada por un espléndido Rodolfo Bebán.

Juan Moreira ganó el Cóndor de Plata a mejor película en 1974 y en las encuestas realizadas entre críticos, cinéfiles y público, suele aparecer entre las diez mejores películas argentinas de todos los tiempos.

BOQUITAS PINTADAS de Leopoldo Torre Nilsson / Manuel Puig (1974)

Tercera película en esta lista dirigida por Leopoldo Torre Nilsson, quien durante años fue el realizador argentino más descollante y de mayor proyección a nivel internacional. Esta vez tomó una de las novelas más exitosas de Manuel Puig para desarrollar una historia cinematográfica ambientada en la década de 1930: Boquitas pintadas.

El libro editado por Sudamericana apareció en 1969 y tiene el formato, el ritmo y la intriga de un clásico folletín que narra la historia de amor entre un donjuán, Juan Carlos Etchepare, y tres mujeres. Si bien tiene un narrador y algo de desarrollo convencional, en la novela se emplean gran variedad de fuentes para contar las peripecias de esos complejos vínculos. Muchos diálogos, diarios íntimos, noticias en diarios, cartas y expedientes, crean una experiencia de lectura diferente en cada entrega del folletín concentrado en libro.

El conflicto central, rodeado de historias paralelas, se desata cuando el protagonista debe viajar a Córdoba para atenderse de la tuberculosis que padece y se exponen con toda crudeza las relaciones humanas.

Torre Nilsson y Puig fueron los encargados de traducir a lenguaje cinematográfico esta historia folletinesca, que contó con Alfredo Alcón, Luisina Brando, Marta González y Cipe Lincovsky en los papeles centrales. Estrenada en Buenos Aires el 23 de mayo de 1974, en el 22° Festival de San Sebastián Boquitas pintadas obtuvo la Concha de Plata y el Premio Especial del Jurado.

LA TREGUA de Sergio Renán / Mario Benedetti (1974)

El planteo parece sencillo: a través de su diario personal, Martín Santomé nos cuenta la última parte de su vida laboral en una oficina, cuando cerca de jubilarse aparece su nueva y joven compañera de trabajo, Laura Avellaneda. Con ella inicia un romance cuya intensidad y profundidad va aumentando, hasta que incluso le propone matrimonio; mientras tanto, el protagonista intenta recomponer la inestable relación que mantiene con sus hijos ya mayores. Pero un “destino oscuro” le tiene reservado al narrador una tragedia que lo golpea para devolverlo fatalmente a la soledad y a la monotonía…

Periodista, ensayista y, sobre todo, poeta, el uruguayo Mario Benedetti publicó La tregua en 1960, siendo bien recibida por el público y la crítica, destacando su concisión y sobriedad narrativa.

Con amplia trayectoria como actor, la adaptación de esta novela fue la ópera prima de Sergio Renán, quien escribió el guion con una debutante en la industria del cine: Aída Bortnik, que años más tarde escribiría La historia oficial, cinta ganadora del Oscar. Estrenada el 1 de agosto de 1974 con las actuaciones protagónicas de Héctor Alterio y Ana María Picchio, se convirtió rápidamente en éxito de taquilla, con excelentes reseñas críticas en diferentes medios.

CUARTELES DE INVIERNO de Lautaro Murúa / Osvaldo Soriano (1984)

El celebrado Juan José Campanella, quien en 2018 encabezó la restauración y digitalización de la película, la considera “la mejor del cine argentino”.

Se acerca el aniversario de Colonia Vela, pequeño pueblo de provincia envuelto en las sombras de la última dictadura, y las autoridades cívico-militares han preparado actividades para los festejos. Entre ellas, una pelea entre Tony Rocha, veterano boxeador que enfrentará al crédito local, teniente primero Marcial Sepúlveda, campeón invicto y favorito. Y el recital de Andrés Galván —narrador de esta frenética historia—, decadente cantor que ofrecerá su repertorio de tangos en el teatro del pueblo.

Ellos se conocen accidentalmente cuando descienden en la estación de tren, y coinciden en el mismo plan: cobrar el dinero acordado e irse. Sin embargo, al mismo tiempo que nace entre estos dos vencidos la amistad y la fraternidad, se ven envueltos en una trama que desnuda lo desquiciado e irracional de la época más negra de la Argentina.

Estamos ante una metáfora de la dictadura que, no obstante, exhibe a dos personajes principales blandiendo públicamente su orgullo, a casi cualquier riesgo y a pesar de todo. La violencia y la dignidad son los dos ejes sobre los cuales gira Cuarteles de invierno que, como libros anteriores de Osvaldo Soriano (Triste, solitario y final y No habrá más penas ni olvido), fueron sucesos editoriales en la Argentina y Europa.

Llevada al cine por Lautaro Murúa, con guion del director y su hijo, fotografía de Aníbal González Paz y música de Ástor Piazzolla. Desde el 6 de septiembre de 1984, fecha de su estreno en Buenos Aires, pudieron apreciarse las crudas y sensibles actuaciones de Oscar Ferrigno, Eduardo Pavlovsky y Ulises Dumont.

PLATA QUEMADA de Marcelo Piñeyro / Ricardo Piglia (2000)

Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, María Esther de Miguel, Tomás Eloy Martínez y Guillermo Schavelzon eligieron a Plata quemada como la mejor de las novelas presentadas al concurso Planeta de 1997.

La obra ficcionaliza el robo de un camión de caudales en San Fernando y el posterior tiroteo que acabó con la vida de los ladrones y dos policías en el Edificio Liberaij, de Montevideo. Con políticos y policías involucrados en el espectacular atraco, los ladrones deciden en su huida traicionar a esos socios y escapar con el botín; algo que nadie puede permitir sin que paguen el precio.

A manera de “novela de no ficción”, Ricardo Piglia recurre a legajos judiciales, informes forenses, transcripción de las grabaciones secretas, declaraciones testimoniales y el constante cambio de perspectivas, entre otras fuentes y recursos estilísticos, para navegar entre la pura ficción y el reportaje periodístico.

Los hechos ocurridos en el transcurso de 1965, de gran trascendencia pública en su momento, son narrados magistralmente por el autor, que entonces ya había publicado sus novelas más célebres: la legendaria Respiración artificial, en 1980, y La ciudad ausente, en 1992.

Marcelo Piñeyro fue el encargado de plasmar en celuloide la historia de Piglia, con la colaboración del guionista Marcelo Figueras y actores de primera línea como Eduardo Noriega, Leonardo Sbaraglia, Pablo Echarri y Leticia Brédice. La cinta obtuvo el Premio Goya a mejor película extranjera de habla hispana y el Cóndor de Plata por mejor guion adaptado.

EL SECRETO DE SUS OJOS de Juan José Campanella / Eduardo Sacheri (2009)

Considerada la mejor película argentina de la historia y ubicada entre las diez mejores del siglo XXI a nivel global, El secreto de sus ojos obtuvo numerosos premios, como el Goya, el Ariel, el Cóndor de Plata y el Oscar. Dirigida por Juan José Campanella y con Ricardo Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago y Javier Godino en los roles principales, fue todo un suceso de taquilla desde su estreno, el 13 de agosto de 2009.

Estamos ante un thriller con trasfondo político vinculado a hechos ocurridos durante el periodo anterior a la última dictadura, cuando comenzó a desatarse en la Argentina una ola de violencia que alcanzará su clímax bajo el gobierno militar.

Campanella y Eduardo Sacheri escribieron el guion inspirado en la novela de este último, La pregunta de sus ojos, reeditada con el título de la película luego de su éxito en salas y festivales.

Narra la lucha durante tres décadas de Benjamín Chaparro (Benjamín Espósito en el filme) por esclarecer un homicidio ocurrido mientras era funcionario judicial y siempre ejerció en él “una oscura fascinación”, según sus propias palabras. Ya jubilado, repasa buena parte de su vida con la intención de escribir un libro sobre ese caso de insospechadas derivaciones, mientras relata la historia de un amor secreto que lo acorrala en un silencioso dolor. Ello lo enfrenta a una trama policial que aborda la violencia política en la Argentina, la impunidad, la burocracia del sistema judicial, las lealtades y la memoria, cargada de frustraciones y miserias propias y ajenas.

LA ODISEA DE LOS GILES de Sebastián Borensztein / Eduardo Sacheri (2019)

El eje sobre el cual gira La odisea de los giles es la venganza, la revancha precedida por la famosa “viveza criolla” que —según se dice— caracteriza la idiosincrasia de los argentinos.

Con un elenco encabezado por Ricardo Darín y Luis Brandoni, la película explora las consecuencias sobre la población que tienen decisiones políticas arbitrarias tomadas por los gobiernos. En este caso, pobladores encapsulados en un pueblo cualquiera del interior del país, donde gente trabajadora, más o menos corriente, se ve estafada por quienes cuentan con “información privilegiada”.

Sebastián Borensztein dirigió esta comedia dramática estrenada el 15 de agosto de 2019, que en su primer fin de semana de proyección fue vista en 482 salas del país, todo un récord histórico para el cine argentino, y fue título más visto del año. No es para menos: con buenas dosis de drama y de humor —a veces negro—, la historia refiere a un trágico periodo económico y social para los argentinos, todavía muy fresco en la memoria. Entre los galardones que obtuvo figura el Goya a la mejor película iberoamericana.

Eduardo Sacheri también es el autor del libro en el que se basó la película, titulado La noche de la Usina, ganador del premio Alfaguara de Novela en 2016 y de amplia difusión en el mercado hispanohablante. El prolífico escritor recurrió a un hecho real ocurrido en la Argentina a principios del milenio: el también tristemente famoso “corralito”, por medio del cual los bancos expropiaron los ahorros en dólares que sus clientes tenían depositados.

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